El copywriting —el creativo, sobre todo— ha estado en la familia de las agencias de publicidad desde los tiempos de Ogilvy.
Y el marketing de contenidos, a pesar de que se remonta al siglo XIX —cuando una empresa de maquinaria agrícola atraía a los agricultores mediante una revista con consejos para sus campos—, no se conoce con este nombre desde hace tanto.
Al finalizar este post sabrás en qué se distinguen ambas técnicas.
Sácate una kombucha fresquita, y empecemos.
El objetivo del marketing de contenidos (o para qué sirve el resabido «contenido de valor»)
Si el marketing de contenidos fuese una persona, sería esa con la que te encanta tomarte un café porque siempre que os veis te llevas algo nuevo para casa.
Lo que te cuenta te interesa y, cuando la conversación se acaba, sientes que has aprendido algo que desconocías y que te ayuda de verdad en tu vida.
Si por ti fuera, te tomarías ese café —o té, o vino, o lo que quieras— cada cierto tiempo, porque sus conversaciones te nutren, te resultan útiles y sientes que conectas de corazón con lo que te cuenta.
Y ahí está.
Creáis una relación de confianza, con un vínculo natural, cercano y respetuoso que mejora con el tiempo.
Sin imposturas.
Sin artificios.
Con naturalidad.
Esta persona está encantada igual, porque también le gusta hablar contigo, escucharte y que le cuentes de ti.
Una posible conversación sería:
ELLA:
Me encanta fermentar en casa. Llevo años haciéndolo y me sienta estupendamente. ¿A ti?
TÚ:
Ah, pues sí, a mí también me gusta. Pero estoy en ello, aún no sé hacer muchas cosas. De momento he probado con la masa madre, que en la cuarentena tuve tiempo… Siempre quise probar… y ahí voy.
ELLA:
Entiendo. La masa madre dio un boom esos días. Pero hay un montón de técnicas interesantes que ayudan a digerir mejor los alimentos y a cuidar la flora intestinal, como el chucrut, el kéfir o los encurtidos.
TÚ:
¿Ah, sí? ¡Cuéntame!
ELLA:
Claro, te cuento (…).
Bien.
Ahora, imagina que este marketing de contenidos tiene una hermana.
Pero cuidado.
La hermana no se pasa las tardes de café en café compartiendo lo que sabe contigo.
No.
Ella es una mujer de acción, de las que te dice lo que necesitas oír en el momento en que lo necesitas.
Es un portento, y se llama copywriting.
Le gustan las aventuras, el «aquí y ahora», y apuesta por ir al grano para lograr lo que se ha propuesto.
Ni más ni menos.
Puedes verlo en acción durante 14 días, como quien se toma un café:
Cuál es el objetivo del copywriting (o por qué invertir un poco más para mover al personal)
Volviendo al ejemplo, esta «hermana copywriting» no te contaría cómo se fermenta, las técnicas que puedes emplear o qué fermento sirve para esto o para lo otro.
No.
Ella te diría:
«Aprende todo lo que necesitas para cultivar, producir y conservar tus propios fermentos en casa.
La semana que viene imparto un taller presencial de 3 técnicas de fermentación, y me quedan 2 plazas. Vente.»

Ya ves.
Quiere que actúes, no se anda con rodeos, y te lo planta delante para que decidas aquí y ahora.
Y claro.
Si antes te has tomado varios cafés con su hermano, el marketing de contenidos, que te ha contado muy bien de qué va el mundillo de los fermentos, será mucho más fácil decidirte y dar el sí.
«Por supuesto que me voy. ¿Qué hay que hacer?»
- Los textos del marketing de contenidos informan, son útiles y crean un vínculo y una interacción con la audiencia que los lee.
- Los textos de copywriting se enfocan en que quien los lea tome una decisión y pase a la acción.
El punto en común entre el copy y el marketing de contenidos es que ambos conectan a tu audiencia con tu marca.
La diferencia reside en lo que persigue que cada uno:
- El marketing de contenidos busca crear relaciones, confianza y vínculo natural con la audiencia.
- El copywriting logra generar un cambio en la persona y ejecutar acciones concretas. En este caso, VENDER.
Entonces, María, ¿cómo se relacionan el copywriting y el marketing de contenidos?
Estos dos hermanos tan majos se llevan y se complementan:
- El marketing de contenidos siembra la confianza y el vínculo necesarios para que tu audiencia se sienta cómoda leyéndote o escuchándote. Logra que conecte contigo, con tu propósito de negocio y con tu filosofía de marca. Logra que abra su corazón a comprarte. Casi ná.
- El copywriting cosecha las ventas cuando tu audiencia, ya cómoda y segura, cierra la acción que le solicitas: comprar, suscribirse, apuntarse a un curso, responder a tus emails, descargarse una guía…
De ambos depende que tu estrategia de marketing amigable y no intrusiva no solo sea respetuosa con el cliente, sino que también sea rentable para ti.
Spoiler de manual: de estas dos disciplinas hermanas nos ocupamos los redactores publicitarios.
Cuándo utilizar copywriting y cuándo marketing de contenidos: la combinación más fértil de tu estrategia de ventas
Ahora que ya conoces la diferencia entre copywriting y marketing de contenidos, veamos cómo combinarlas teniendo en cuenta cómo te llevas con tu audiencia y tu buyer persona.
Fase #1: tu audiencia o buyer persona no te conoce
Puedes dominar lo tuyo a más no poder, ser un experto en el tema y tener clarísimo que tu producto o tu servicio es la pera limonera para mejorar la vida de tu buyer persona.
Pero si en el mercado no te conoce ni tu madre… necesitas germinar confianza y afinidad.
Y eso pasa por tirarle los trastos al engagement —cuánto palabro, la virgen— o a ese vínculo real del que te hablaba antes.
El marketing de contenidos es tu mejor aliado para empezar a crear marca cuando tu audiencia apenas te conoce.
Así que ya sabes lo que toca.
Empieza a crear contenidos en tu blog, en tus redes sociales, o en tus correos electrónicos —o newsletters— para informar, ayudar y conectar con tu audiencia.
Esto sembrará la venta.
También puedes vender directamente, de hecho, a través de email marketing o de un contenido descargable.
Pero de eso hablaré en otro artículo.
Fase #2: tu audiencia ya sabe quién eres, y aún no te compra
Aquí hemos solucionado el tema anterior: ahora, tus clientes potenciales sí te conocen.
Quizá lleves tiempo publicando en redes sociales, o también en el blog algunas cositas que te da tiempo a escribir. A lo mejor hasta envías una newsletter bonica para los seguidores más fieles.
Sin embargo, por mucho que pones tus productos a la vista o tus servicios al aire y tus visitas aumentan poco a poco… sigues sin vender lo que esperabas.
En este caso, necesitas copywriting.
Llama a la hermana mayor y dale a tu cliente potencial las razones que necesita escuchar para convertirse en cliente real.
Tú, mejor que nadie, sabes que generar un cambio no es fácil.
Has sembrado confianza, y ha germinado la afinidad.
Ahora, tienes que ir a por todas.
Te toca vender y recoger la cosecha.
Fase #3: te compran y te recomiendan
Bueno. Esto es la crème de la crème.
No solo te conocen, y no solo te compran.
Es que, además, tienes embajadores que te recomiendan.
Hablan por ahí de lo contentos que están contigo, ejerciendo como auténticos influencers que te abren el campo a nuevas oportunidades.

Pues bien.
No te duermas en los laureles, porque a ellos también les debes mantener felices con contenidos que se adapten a su vida.
Aquí, la labor de ambos hermanos es FIDELIZAR.
¿De qué te sirve cerrar nuevas ventas con clientes en la fase 2 si, una vez que los tienes, no eres capaz de mantenerlos cerca de ti cuando llega la fase 3?
El marketing de contenidos alimentará el vínculo que ya teníais, y el copywriting impulsará tu oferta, mediante nuevos productos, aprendiendo más sobre tu audiencia y, ya que te pones, diversificando ingresos.
Y tú, ¿con qué hermano simpatizas?
Verás, yo me llevo estupendamente con los dos.
Lo mismo me voy de cafés con el hermano Marketing que me apunto a una buena aventura con la hermana Copy.
Pero puede que tú no lo veas claro todavía.
Para eso te invito a la cafetería.
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