¿Qué pasaría si ganaras claridad, conectaras contigo y tus respuestas…
y te aliaras con tus emociones cada día que lo necesitaras y sin tener que irte de retiro?
Te hablo de situaciones muy comunes.
👉 Emociones disparadas y/o reprimidas.
👉 Bucles mentales que te rayan la cabeza.
👉 Autoconfianza en el limbo (e indecisión como consecuencia).
O, simplemente, sentir que estás mal, querer sanar lo que te escuece…
y no saber ni por qué, ni cómo ni por dónde empezar.
Pensamos y sentimos más rápido de lo que somos capaces de procesar
Ni los pensamientos ni las emociones piden permiso para llegar.
Simplemente, aparecen.
Como te descuides, te arrollan sin miramientos y te arman un numerito interno.
▪ Hay quien los guarda bajo llave —o los reprime—.
▪ Hay quien llama al amigui/pareja/terapeuta para contarle (con suerte).
▪ Y hay quien mira hacia otro lado porque no tiene tiempo, tiene muchas cosas que hacer para poner orden en el asunto, o prefiere dejarlo para otro momento.
La verdad es que puedes poner tu mente al servicio de tus emociones sin depender de nadie
Y —aunque suene un poco romanticón— dejar que tu alma te muestre el camino.

Soy María Polaina, y me regalaron un diario muy cuqui de koalas naranjas (ojo, con candado) cuando cumplí 8 años
A diferencia de lo que sucedía a la mayoría de la gente cuando le regalaban un diario, yo escribía en él con mucha frecuencia.
Y verás.
Aquellos apuntes contenían mis quejas sobre el guisado de patatas de mi madre, en qué me gastaba la paga de los domingos y las batallitas que vivía en la calle y en el colegio.
Como te puedes imaginar, aquellas hojas no eran nada interesante.
Olvídate del contenido de alto valor, de documentación organizada de ideas o de escritos literarios con lo que escribir un futuro libro.
Aquello eran pucheros, rabietas y frustraciones cuando no me gustaba el resultado que obtenía, y celebraciones y alegrías cuando las cosas iban bien (o como a mí me interesaba).
Sin embargo, lo importante es que, en cuanto tuve uso de razón, empecé a escribir lo que pasaba en mi vida, lo que sentía y lo que, con los años, me hacía reflexionar.
Ya no juego en la calle ni estudio en el colegio
Pero tengo batallitas, dificultades y conflictos de humana, donde razón y emoción se hacen la picha un lío y donde es fácil perder el norte.
Algunas aventuras han sido de vértigo, y me han llevado a terapia varias veces en mi vida.
Y no solo sigo viva, sino que escribir en diarios me ha ayudado a construirme desde la autenticidad, el amor y la plenitud de una vida alineada conmigo misma.
He combinado la escritura espontánea con mis propios procesos personales y tomado técnicas de las terapias que integro en mi día a día.
Y me ha salido una mezcla que apunta maneras:
la escritura terapéutica.
Por qué te cuento esto
Voy a hacer un workshop (o taller práctico en directo) para enseñarte qué es la escritura terapéutica, para qué sirve y cómo implementarla para que a ti también te sirva.
Mi objetivo es que escribas para sanar tus emociones, aumentar tu claridad mental y escuchar a tu brújula interior (o lo que llamamos alma).
Si la cosa vibra contigo, apúntate a la lista prioritaria para la siguiente edición.
Escribir puede resultar una terapia sanadora o una insoportable imposición
Depende de cómo lo gestiones puede ser lo primero o lo segundo.
En el taller el objetivo será lo primero, encontrando de forma natural:
- Más autoconocimiento para decidir mejor en tu vida
- Cambio de vibración en momentos de crisis
- Más conexión contigo y con lo que necesitas sin violentar a los demás
Y, en definitiva, sentirte mejor contigo y disfrutar más de la vida que se te ha dado.
Lo que veremos en el workshop
Cositas en las que profundizaremos:
- Qué es la escritura terapéutica
- Para qué sirve y cómo implementarla
- Cómo ordenar tus ideas para que funcione en tu caso
- Técnicas de escritura terapéutica para aplicar en tu día a día.
Si la cosa vibra contigo, apúntate a la lista prioritaria para la siguiente edición.