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Si quieres que te avise de la siguiente edición:
¿Delegar los trámites tributarios?
Perfecto.
¿Dejar a tu gestoría los detallitos de la fiscalidad?
Maravilloso.
¿Huir de tus números como freelance cerrando los ojos y que sea lo que dios quiera… porque te dan pánico?
ESO NO.
No tener orden en tus números y dejarlos al tuntún trimestre a trimestre tiene todas las papeletas para suponerte un problema porque:
- no sabes si vas a llegar el fin de mes (¿me quedará dinero, no me quedará?)
- si sucede algún imprevisto tienes que tirar de donde sea (empezando por tu propio bolsillo)
- sientes que se te va el dinero y no tienes ni puñetera idea de cómo (y con el machaque mental de «es que estoy gastando mucho y no tengo un duro»).
Y si a esto sumamos que eres freelance y TODAVÍA no te has puesto un sueldo…
ni te cuento.
Yo también he huido de mirar los números de mi negocio cuando no me han gustado
Pero el estrés y la sensación de caos interno que me ha generado —y que es probable que tú también conozcas— no se la deseo a nadie.
Porque, sencillamente, cuando no tienes control sobre los números de tu negocio no te puedes centrar en lo que mejor sabes hacer.
Cuando no le prestas atención a lo necesario, tienes el RUNRÚN mental por detrás, dándote la brasa, en silencio, con que algo no anda bien.
En cambio, si te haces responsable de tus cifras, les miras a la cara y aprendes a entenderte con lo que reflejan de tu actividad de forma regular:
- sabes cómo va tu dinero (y el de tu negocio) mes a mes;
- tienes la tranquilidad de que puedes responder, en caso de imprevisto, desde tu situación REAL (no imaginada) sin echarte las manos a la cabeza;
- y decides desde el conocimiento y la confianza, no desde la ignorancia o el miedo.
El conocimiento es poder, y el poder sobre tu negocio deberías tenerlo tú
Esta es la principal toma de conciencia que tuvo una clienta de mentoría —que tenía, según ella, problemas de pasta— y que la ayudó a salir del bucle en el que estaba tras decirle que hiciera ciertas cositas.
Del agobio y «no quiero mirar mis números» a la tranquilidad del «tengo una paz mental del copón»
Al empezar la primera sesión ella tenía la sensación de que «se le iba» el dinero.
Cuando le preguntaba cómo le había ido el año, decía que fatal; que había palmado pasta; que gastaba mucho (ojo, con la culpa).
Sin embargo, había que ver si EN REALIDAD estaba perdiendo o ganando.
Y eso no se ve con intuición ni sensación…
sino con números.
Entonces:
- Activamos cuadro de ingresos y gastos.
- Empezamos a desgranar dinero que entraba y a detallar dinero que salía.
- Lo categorizamos, para saber en qué gastaba/invertía, y de qué forma ingresaba.
- Separamos por tipo de ingreso, por tipo de gasto… y, también, por tipo de impuesto aplicable.
¿Resultado?
Su negocio no solo NO había palmado pasta, sino que había generado beneficios
El problema estaba en la gestión de la liquidez, y en no saber hacia dónde iba cada euro que entraba en su cuenta.
A día de hoy se ha quitado un buen peso mental, y lleva el año con bastante más tranquilidad de aquella con la que terminó el año fiscal anterior.

Sinteticé y mejoré todo lo que le conté y expliqué a ella en una masterclass superconcisa, directa y al grano.
El objetivo era que cada persona que la comprara comprendiese qué pasaba con los números de su negocio, y qué querían decirle.
¿Para qué?
Para que, desde ese lugar, tomasen el mando de sus cuentas (y mejores decisiones, en consecuencia) sin agobiarse con conceptos complicados, técnicas contables complejas ni tablas de Excel imposibles.
Lo aderecé con un cuadro de mandos práctico adaptado a negocios freelance —sobre todo, en el régimen de Autónomos, que es el mío—
para que lo aplicasen, sanearan sus cuentas y lo implementasen en una tarde.
Después de validarla y escuchar a quienes lo hicieron, la estoy rediseñando.
Y puedes apuntarte a la lista prioritaria para que te avise cuando la saque —antes de verano— en primicia:
«Ya, María. Pero es que a mí no me gustan los números. Y la contabilidad, mejor para la gestoría».
Pues mira.
Déjame decirte que, si piensas esto, es MUY LÓGICO que, cuando llega el final de cada trimestre, lo único que te apetezca sea cerrar los ojos, te entren los siete males, y termines diciendo «que sea lo que dios quiera» cuando Hacienda pase por tu banco el 20 o el 30 del mes correspondiente.
(Sin olvidarnos de la cuota de la Seguridad Social… que esa es otra con la que no nos hemos metido todavía).
Porque a ver.
Delegar es lo más necesario y apropiado del mundo.
Pero no confundamos churras con merinas.
Contratar a la gestoría para los trámites y los papeleos legales y obligatorios es una cosa.
Comprender cómo se mueve el dinero dentro y fuera de tu negocio, otra muy distinta.
Lo primero te ahorra tiempo. Lo segundo te da paz mental.
Y si ya ahorras tiempo con tu gestoría, pero no tienes paz mental con tus números como freelance (y QUIERES tenerla, claro),
he compactado el método y el sistema que armé para mi clienta de forma que te facilite:
a) saber si ganas o pierdes con tu negocio cada mes
b) llegar a final de trimestre con los impuestos claros (y sin tener que cerrar los ojos como si Hacienda viniera a atracarte la cuenta bancaria)
c) tomar decisiones desde el conocimiento y los datos, y no desde la sensación de estrés y de ese «el dinero se me va y no sé cómo».
Y lo he hecho mezclando y adaptando —según las necesidades que he tenido como dueña de negocio unipersonal—:
- los conocimientos de contabilidad y finanzas que adquirí en la facultad de ciencias económicas y empresariales,
- mi capacidad natural de planificación y organización de recursos
- y mi experiencia (es decir, las tortas y avances que he vivido) desde 2018, cuando me di de alta en el régimen de Autónomos de Hacienda y Seguridad Social.
En definitiva:
dejemos que la gestoría haga su trabajo y presente los modelos y cosas legalmente obligatorias, y centrémonos en que tú hagas el tuyo, sabiendo de primera mano el impacto de lo que ingresas, gastas y gestionas.
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Si quieres que te avise de la siguiente edición, apúntate a la próxima cosecha y te aviso.