Muchas marcas que me gustan echan el cierre porque no les salen las cuentas
También (y cada vez más) lo hacen porque su salud mental no les deja otra opción.
La mayoría de estas marcas no comprenden dónde está el problema.
Y se lían a dar tumbos por aquí y por allá, probando las estrategias de moda sin ir al corazón del asunto.
Me pregunto si eres de los negocios a los que SÍ les salen las cuentas.
O si, por el contrario, tienes un soniquete interno dándote la tabarra con que algo no va bien en tus ventas.
Te cuento una historia real
Cuando empecé como copy independiente, se me metió entre ceja y ceja levantar el sector del aceite de oliva de Jaén.
Tenía razones para apostar por esa idea:
- Jaén produce una barbaridad de aceite de oliva virgen extra (AOVE). Para dar y regalar, vaya.
- Es tan gourmet y exquisito que lo premian aquí, en Madrid y en la Conchinchina.
- Y lleva un trabajazo detrás que casi nadie valora.
¿El problema?
Los italianos y los catalanes vendían el aceite de oliva como oro líquido a precios altos…
…mientras que la mayoría de los agricultores de Jaén se comían los mocos porque no sabían venderlo.
«Esta es la mía», me dije.
«Voy a hacer que me contraten mi flamante servicio.
Les voy a escribir una web que flipas y van a dejar de ahogarse en excedentes para vender por toda España.
Y sin tener que bajarse los pantalones cada vez que Estados Unidos o Italia les quieran comprar».
Me escribí una web hiperespecializada en copy para AOVE, vinos y quesos, y me lancé.
Agendé visitas físicas con almazaras, agricultores y distribuidores.
Investigaba, llamaba y me pintaba mis morros de rojo en cada visita.
Y oye, vendí.
«Pico y pala, María, pico y pala», me decía.
Hasta que dos meses después, sin más resultado que aquella primera venta, una almazara me dijo:
—No hay nada que hacer. Lo siento.
Y agregaron:
—De hecho, si nada cambia tendremos que cerrar.
Me di cuenta de que perdía el tiempo.
Y, también, de lo equivocada y ciega que estaba.
«¿Si nada cambia?»
Esa actitud me la había encontrado mucho.
«¿Queréis que alguien venga y os saque del atolladero, en plan superhéroe?»
Y ahí estaba mi primer error: creerme una superheroína.
Decidí dejar las visitas y el sector.
Mi ego sufrió el embiste:
«¿QUÉÉÉÉÉ? ¿Que no vamos a escribir para los olivos? NO ME TOMES EL PELO, POLAINA, Y SIGUE PICO Y PALA».
Por suerte, no lo escuché… y asumí la lección.
Estaba auto-enamorada de mi idea de ser copy hiperespecializada en vinos, quesos y aceite de oliva.
Di por hecho que mi idea era válida… sin haber testado.
Y claro: no funcionó.
Esto pasa mucho.
Nos enamoramos de nuestras ideas, pensamos que son geniales y nos las creemos tal cual.
Pero la realidad es la que es; no siempre coincide con la soñada.
Y hay decisiones que nos pueden hacer perder tiempo y dinero, y otras que nos pueden hacer ganarlo.
Yo invertí varios meses y mucha energía en esto que te he contado
Ese fue mi segundo error.
Pero darme cuenta de qué estaba fallando fue clave para dejar de hacer el mongui.
Hay una forma clara y sencilla de saber en qué falla tu copy y ponerle solución a tu falta de ventas
Se llama auditoría.
Es muy útil cuando el copy de tu web, de tu página de venta o de tus emails de venta no te convence, no vende lo suficiente, o quieres darle un soplo de aire fresco que suene a ti sin delegarlo.
No tienes que pasarte meses probando una cosa o la otra.
Y se compone de cuatro pasos.
El primer paso da foco, y establece una vía clara para relacionarte con tu audiencia sin invadir.
El segundo paso confecciona la estructura para que tu copy venda con tu voz.
El tercer paso evita andar como pollo sin cabeza publicando en todas las redes sociales, blog, emails y demás.
El cuarto paso aporta la tranquilidad para centrarte en otras áreas de tu negocio sabiendo que tu copy trabaja contigo.
¿Qué incluye una auditoría?
Una auditoría incluye mis recomendaciones específicas grabadas en vídeo, con un plan de acción adaptado a ti, y una sesión de revisión tras la implementación de cambios.
Pero antes de seguir, algo importante.
No soy un hada madrina ni hago magia
Primero tenemos que ubicar el copy en su contexto para saber si las bases son adecuadas.
Luego, toca detectar errores.
Y, entonces, podemos definir los cambios.
Además.
No se trata de que me contrates, te preste el servicio y todo se arregle solito.
De hecho:
- No escribiré por ti.
- No te corregiré cada palabra.
- Y no te montaré una estrategia que te haga facturar 10.000 euros al mes.
Lo que sí voy a hacer después de analizar tu negocio y tu propuesta de venta es decirte cosas como:
- Aquí falla esto por esto.
- Esto debería ir aquí… (…o no ir, y eliminarlo).
- Modifica este enfoque así o asá.
- Cambia esto por esto otro.
Y te daré un plan de acción detallado y explicado para que tú te pongas en marcha y, con mi ayuda, lo implementes.
Si te da pereza todo esto y no vas a hacerme caso, oye, pues mejor no me contrates y gástate el dinero en otra cosa.
A mí me interesa que NOS vaya bien.
Si el asunto te encaja, implicarte en el proceso no te parece un problema y lo tienes claro, entonces sí.
Revisaré tu texto de venta a fondo y te diré qué hacer para que las palabras no solo vendan, sino que resulten coherentes, sean fieles a ti y tengas una hoja de ruta clara que seguir.
Hablemos de esas dudas, que te veo venir
¿Cómo sabré que he implementado bien?
¿Es una formación o mentoría?
¿Escribirás por mí?
¿Cuánto vale? ¿Es caro?
¿El servicio tiene garantía?
¿Cuándo podremos empezar a trabajar, para cuándo estaría el trabajo?
Como cada negocio y cada texto de venta es un mundo, necesito que me cuentes ciertas cosas y que me dejes una señal para preparar una propuesta acorde a tu situación.
Workshop – Escritura terapéutica
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